Llegan las vacaciones y con ellas, miles de destinos posibles que se abren ante nuestros ojos, los cuales podemos visitar ahora que tenemos un poco de tiempo. El cansancio de ir de un sitio para otro, el frío navideño y los gérmenes de los aviones (inevitables) pueden acabar convirtiendo una experiencia que debería ser idílica en un mal viaje, literalmente. Mantenerse sano durante esta época del año no es tan fácil como parece.
Si ya vas prevenido, abrigado consecuentemente, con la mascarilla que los asiáticos se ponen para no esparcir su enfermedad alrededor, debes tener en cuenta algo más. Acabas de llegar al hotel, sacas la maleta (o no, ahí no nos metemos) y, quizá, de lo profundamente cansado que vienes de pasar tantas horas en el avión, decides depositar tus posaderas durante un momento en una silla, con el fin de aliviar un poco la fatiga. ¡Error!
Gérmenes por doquier
Si crees que la habitación del hotel puede mantenerte a salvo de los gérmenes, lo sentimos mucho, pero tendrás que replantearte tus creencias. Claro, ese hogar temporal lejos de casa puede parecerte limpio, pero no es así. Los secadores de pelo son el comienzo de los problemas, pero si quieres culpar al lugar más asqueroso de tu habitación, tendrás que apuntar con el dedo hacia ese objeto de cuatro patas en el que ibas a sentarte.
"Las sillas a menudo pueden estar hechas de tela y tapicería difíciles de limpiar, y definitivamente no se lavan de la misma manera ni con la misma asiduidad que las sábanas y las toallas, que, al fin y al cabo, se arreglan continuamente", explica en 'Reader Digest' el profesor Nidhi Ghildayal, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, que además es especialista en enfermedades infecciosas. "A menudo, las manchas en las sillas se limpian y se frotan hasta que se eliminan, pero quedan otros gérmenes que no son visibles para el ojo humano", apunta.
Como nunca sabes cuánto de limpia era la persona que estuvo en tu habitación antes de que tú llegaras, lo mejor es que evites la silla. Generalmente la utilizamos para arrojar ropa sucia, zapatos, toallas o bolsas, y el doctor Ghildayal explica que, debido a la cantidad de tráfico que registra este punto concreto, se pueden propagar chinches, virus o cosas aún peores, por lo que la habitación, literalmente, podría enfermarte.
A menudo, las manchas en las sillas se limpian y se frotan hasta que se eliminan, pero quedan otros gérmenes que no son visibles para el ojo humano
"La desinfección, que se realiza más regularmente en otras partes específicas de la habitación, difiere mucho de la limpieza, y los gérmenes pueden moverse fácilmente durante este proceso y terminar en la silla del hotel", dice el Dr. Ghildayal. "Los patógenos pueden viajar fácilmente por las áreas de la habitación cuando el personal está limpiando".
Además, debes poner atención a otros lugares u objetos como pueden ser los edredones (según una investigación de CNN podrían cambiarse únicamente cuatro veces al año) o incluso el teléfono, que se ha colocado en demasiadas caras antes de la tuya. Si eres un poco hipocondríaco y este artículo no te ha ayudado (normal), quizás estés pensando quedarte en casa a partir de ahora. No te culpamos, nosotros nos uniremos. ¿Qué tienes para cenar en Navidad?
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